Hay numerosos estudios que aseguran la gran influencia que tiene el estado emocional en la salud. Ten en cuenta que los pensamientos que tenemos, las sensaciones y las emociones, configuran lo que podríamos considerar nuestro medio ambiente interno.
Los estados prolongados negativos, de tristeza, rabia, miedo, hostilidad o estrés disminuyen nuestra respuesta inmunológica. En esas etapas “de bajón” cogemos más infecciones y en general, nos sentimos peor; esas pequeñas molestias o dificultades que normalmente casi nos pasan desapercibidas, en esas situaciones toman un protagonismo mayor y parece que proliferan.
Por el contrario, los estados positivos de alegría, calma, ilusión, amor…benefician enormemente nuestra salud. En este caso, la risa es la reina absoluta. De hecho, cada vez en más hospitales utilizan los efectos terapéuticos de la risa como medio para desdramatizar situaciones duras, así como apoyo en la recuperación y tratamiento de enfermedades.
Leí hace tiempo un libro de Norman Cousins, en aquel momento Redactor Jefe de la Revista Saturday Review, “Anatomía de una enfermedad o la voluntad de vivir” en la que atribuye, en buena medida, a la risa que se provocaba diariamente viendo películas de humor, la curación de la espondilitis anquilosante que le habían diagnosticado y que parecía incurable.
¿Qué puedes hacer para mejorar tu estado emocional?